El azar está presente en cada instante de nuestras vidas. Acciones o decisiones que pueden parecer insignificantes en algún momento son las que a la larga pueden significar cambios importantes.
En los últimos tiempos he leído una serie de libros (Blink de Malcolm Gladwell, Outliers: The Story of Success del mismo autor, Click: The Magic of Instant Connections de Rom Brafman y Ori Brafman, Sync: How Order Emerges from Chaos in the Universe, Nature, and Daily Life de Steven Strogatz, Everything Is Obvious: Once You Know the Answer de Duncan J. Watts, The Drunkard's Walk: How Randomness Rules Our Lives de Leonard Mlodinowque, The Information: A History, a Theory, a Flood de James Gleick, Chaos: Making a New Science del mismo James Gleick y por último Thinking, Fast and Slow de Daniel Kahneman) que no hacen más que confirmar eso que yo siempre he intuido: Gerentes con éxito, médicos famosos, vendedores estrella, matrimonios estables, políticos y políticas acertadas son en la mayoría resultado del azar más que del esfuerzo o métodos aplicados o utilizados. No quiero con esto decir que esas personas no tienen méritos, hubo un factor de azar que la inteligencia, entrenamiento y aptitudes de esas personas hicieron que se convirtieran en éxitos pero al mismo tiempo en muchos casos solo ha sido la suerte. Lo mismo podemos decir de grandes descubrimientos, medicinas, accidentes etc.
El factor azar es parte intrínseca del universo y de nuestras vidas. Si se tiene la suerte de estar en el sitio correcto en el momento adecuado y además se tienen las herramientas, la suerte o el instinto para reconocer una situación y sacarle provecho, las posibilidades de éxito son grandes. Pero la señora suerte está allí; al más exitoso de los gerentes se le puede escapar un detalle o puede enfermarse y fracasar rotundamente, al mas fiel de los maridos o las esposas puede presentárseles alguna situación que los haga ceder a tentaciones, el mejor de los médicos puede hacer el diagnóstico equivocado o un conjunto de condiciones, todas con muy pocas probabilidades, pueden sucederse en un momento dado en forma tal, que el mas perfecto mecanismo falle.
Lo interesante es que en muchas oportunidades esos eventos o puntos de inflexión se producen de manera que pareciera que hubiese una coordinación o programación perfecta en nuestro destino. Muchas de los grandes cambios en la vida de las personas perecen obedecer a ciclos. La mente humana es incapaz de entender los procesos aleatorios y siempre busca patrones o secuencias, pero en todo caso esa impresión de los sucesos cíclicos está presente en la percepción y en la historia.
Mi vida no escapa a eso y en los 60 años que he vivido se han sucedido 2 cambios importantes de rumbo y exactamente en estos momentos estoy viviendo el tercero. Todos, incluido el actual, por decisiones anteriores que en su momento parecían insignificantes.
A comienzos del año 2005 recién salido de una situación bien complicada con mi salud, que agotó mi seguro de hospitalización y buena parte de mis ahorros, sin oportunidades concretas de trabajar en el exterior ya que mi recuperación fue bastante lenta y además sin ofertas concretas, me dediqué de lleno a trabajar por mi empresa Eliconsa y sacamos adelante el proyecto de fabricación de controles para ascensores que se convirtió en la actividad más importante de la empresa en Venezuela. Ese tiempo de “vacas flacas” donde el dinero apenas alcanzaba, lo pudimos capear gracias a mi adorada Blanca, sin ella hubiese sido imposible salir adelante. Al año siguiente volvieron los contratos y las consultorías internacionales, los viajes y de nuevo el bienestar económico.
Pero no todo es perfecto. Al mismo tiempo, las condiciones de vida en Venezuela se han ido deteriorando con aceleración exponencial. La inseguridad, la falta de productividad, la desaparición de la industria, el rechazo a la tecnología han hecho que mi país sea hoy en día un sitio “invivible” para profesionales de nivel. A excepción de la petrolera estatal y un puñado de grandes empresas privadas en el área de cerveza y alimentos (que también están en la mira de los gobernantes de turno), no hay campo real de trabajo para mi y menos para mis hijos, que más temprano que tarde serán también profesionales de nivel (al menos en esa dirección hemos tratado de formarlos).
Lamentablemente la mediocridad está en todas partes: Las universidades formando cada vez profesionales menos preparados, las empresas industriales trabajando con las uñas o comprando maquinaria de tercera mano para poder hacer algo, no existe mantenimiento ni sentido de la seguridad industrial, los criterios de calidad y satisfacción del consumidor tienen la menor prioridad. Producir barato para ganar en un entorno de economía regulada es la prioridad. Desapareció toda forma de seguridad jurídica y el oportunismo, la corrupción y la política están por encima de todo.
Hay quienes tienen la esperanza de que ese país con el mejor clima del mundo y con increíbles recursos naturales se vaya a componer pronto. Yo sé que algún día pasará, pero estoy convencido que no será en mí tiempo ni en el resto de lo que me queda de vida y tampoco en el futuro reciente de mis hijos menores. En Venezuela van cambiar las cosas cuando se produzca un “terremoto” político social. Llegará el momento, como ha pasado en todo el mundo en la historia reciente, que los líderes actuales no logren mantener la cohesión interna y el proyecto se desmiembre, se producirá un cisma interno y otras fuerzas tomarán el control político del país, bien sea por la vía democrática (eso espero) o por la fuerza. Lo que no se sabe es cual será la tendencia o la dirección de esas nuevas fuerzas y cual será su capacidad para mantenerse en el poder y generar los cambios necesarios. Mi deseo y el de muchos, es que la tendencia ganadora sea democrática de avanzada, pero los militaristas y extremistas de izquierda y derecha también pueden pescar en ese rio revuelto. Independientemente de quien tome el poder el país estará dividido, empobrecido y una buena parte amotinada y con sed de venganza. Venezuela se va a componer pero es cuestión de generaciones y no de pocos años.
Viendo el lamentable panorama que expliqué arriba, la alternativa para mí y los míos es salir del país en busca de otros horizontes. Cuando mis abuelos y padres llegaron a Venezuela, un país que les abrió la puerta y el corazón, que les dio la oportunidad de rehacer sus vidas que fue destrozada por las extremas fascistas, un país donde negro, blanco, indio, español, portugués, italiano, judío o musulmán podían convivir, trabajar en el mismo sitio, compartir y respetarse, nunca imaginaron que sus hijos o nietos se verían forzados a salir por razones similares a las que ellos tuvieron para venir a Venezuela. Si, soy Venezolano hijo de inmigrantes y tristemente a su vez, yo seré en poco tiempo un inmigrante junto con mi familia en otro país que me abrió sus puertas.
¿Que estábamos buscando?
- Un país donde pudiésemos entrar, vivir y trabajar en forma legal (bajo ningún aspecto consideramos el irnos de “ilegales” y luego resolver papeles). Esto básicamente nos limitaba a Europa pues todos nosotros tenemos esa posibilidad al ser hijos de europeos. Aunque es posible inmigrar a países de América Latina, el proceso es complejo en la mayoría de los casos, en especial en los países que tienen las “otras condiciones” que nosotros estábamos buscando.
- Un País donde el idioma no sea una barrera importante para el trabajo mío, de mi esposa y los estudios de mis hijos. Esto achicaba más el panorama ya que nos limitaba básicamente a España, Italia o Inglaterra.
- Obviamente las condiciones básicas de seguridad tanto personal como jurídicas, el costo de la vivienda y la calidad y costos de los servicios, la complejidad en reválidas y entradas a las universidades y por último las expectativas de poder trabajar y desarrollarse económicamente para todos nosotros.
- Por último y no menos importante que las anteriores, es la distancia. Al inmigrar dejaremos hermanas, hermanos, padres y amigos en Venezuela así como tal vez propiedades e inversiones que son cosas que nos son fáciles de vender o deshacerse rápidamente. Lamentablemente no nos podemos llevar a todos, así que lo más cercano a Venezuela, mejor.
En agosto pasado viajamos a Europa para visitar y estudiar las posibilidades y rápidamente los tres países en cuestión fueron descartados. La única razón por la que iríamos a vivir a Europa sería que la situación en Venezuela se vuelva tan insostenible que tangamos que “huir” a toda velocidad. En una situación así, podríamos residenciarnos legalmente en casi cualquier país de Europa por nuestra condición de europeos. Las razones fundamentales: La distancia, la situación económica de esos países en la actualidad (por ejemplo España con en mas alto índice de desempleo de Europa), lo complejo para revalidar estudios y entrar en las a universidades y lo más importante, es que en ninguno de esos países tenemos amigos o familiares que nos puedan servir de semillero en la creación de un nuevo entorno social.
Los requerimientos para residenciarse en Colombia, Chile o Perú, que son los países que nos gustarían por el resto de las condiciones, no son fáciles de llenar y hoy en día existen bastantes trabas a los ciudadanos Venezolanos para poder inmigrar. El único sitio que nos quedaba como alternativa era Panamá, ya que por razones muy específicas nosotros tenemos algunas ventajas para obtener una residencia permanente y legal en ese país. Al igual que Europa, Panamá sería en todo caso un “plan B” aunque tiene enormes ventajas.
El sitio ideal pero que lucía imposible eran los Estados Unidos de América. Con todos sus problemas sigue siendo la nación más poderosa del mundo tanto en lo económico como en lo político. Sigue siendo el país de las oportunidades donde el esfuerzo de cada quien se ve retribuido en bienestar, tenemos amigos y familiares viviendo allí y las posibilidades de trabajo para nosotros, estudio para nuestros hijos, son enormes. Lamentablemente no es fácil obtener una visa de residente para USA. Se puede conseguir una visa de inversionista o de trabajo pero para la primera no tengo la capacidad financiera y para el segundo caso, las visas de trabajo son temporales y no garantizan la permanencia en USA. En definitiva USA era solo un sueño imposible y comenzamos con los trámites para obtener la residencia en Panamá…
Pero el azaroso destino hizo una jugada que cambió de repente todo en nuestras vidas: En julio pasado a la víspera de mi cumpleaños, recibí una llamada en mi celular que me anunciaba que había salido seleccionado en la Lotería de la Visa de la Diversidad…
En el año 2005, saliendo de la clínica donde estuve hospitalizado, recibí una llamada a mi celular de una empresa que me ofrecía ayuda para aplicar en forma automática anual a la lotería de visas de residente que anualmente hace el Departamento de Estado de USA. Para que tengan una idea, sólo en el año 2008 aplicaron más de 14 millones de personas. Cada año se seleccionan unas 50.000 personas que deben luego llenar una serie de requisitos, esto incluye a la esposa e hijos menores de 21 años. De esas 50.000 personas seleccionadas apenas unas 20.000 obtienen efectivamente el “Green Card” ya que no todos logran pasar el “filtro” final.
Generalmente esas empresas de venta telefónica lo llaman a uno por referencia de alguna otra persona que compró sus servicios. No sé y seguramente nunca sabré quien les dio mis datos, pero el hecho es que acepté los servicios, pagué una cantidad menor a US$ 200,00 llené unas planillas electrónicas y mandé unas fotos. Ese monto garantizaba que ellos introducirían mis datos anualmente en un período de 10 años. Mas nunca hice nada. Recibía anualmente una cantidad de propaganda de la empresa y una notificación de que estaban procediendo a inscribirme en el programa cada año y requerían que notificara del cambio de algún dato como dirección, teléfono o nuevos hijos o cambio de esposa (cosa que nunca hice)… Por algún motivo nunca mandé los correos de ellos al buzón de SPAM.
En la lotería 2012 solo el 2% de las 50.000 personas seleccionadas fueron de América Latina y entre esas 1000 personas estaba yo…
Seis meses de papeleo, legalizaciones, traducciones y exámenes médicos, duro trabajo realizado en su totalidad por Blanca, terminaron en la entrevista final el 27 de diciembre del 2011 en la Embajada de los Estados Unidos en Caracas. De allí salimos con la visa estampada en nuestros pasaportes.
Ahora es que vienen los cambios y decisiones. El hecho es que ya no hay vuelta atrás, desde ya nuestra vida está cambiando dramáticamente y solo nos queda trabajar para seguir adelante y que todo salga bien para nuestro futuro y el de nuestros hijos.
¡El crucero de los Zilzer-Leone ha recibido un nuevo golpe de timón!